domingo, 28 de agosto de 2011

Cap.9


(POV Silvia)
Es jueves por la mañana, me despiertan los rayos de sol que entran por la ventana. Al lado tengo a Cesc, durmiendo, totalmente pegado a mí. Para que mentir, me pone nerviosa.
Ce: Buenos días…
Lo dice flojito, casi sin fuerzas.
Sil: Buenos días, te preparo el desayuno?
Ce: No hace falta, no tengo hambre.
Sil: Pero no has comido desde ayer a medio día, espérate aquí que te traigo unas tostadas.
La llevé un vaso de leche y dos tostadas con mermelada, para no tener hambre, se las tragó a la velocidad de la luz.
Ce: Gracias, eres la única persona que hace tanto por mí, nunca sabré agradecértelo.
Sil: No tienes que agradecerme nada.
Le ayudo a levantarse y le espero en el salón. Aparece en calzones y todo mojado, que se acababa de duchar. No entiendo por qué (bueno sí) en ese momento a pesar de ser enero, me entraron calores…
(POV Gerard)
Voy a casa de Cesc, a ver qué tal está. No sé cómo le pueden haber hecho eso. La verdad, es que este año entre unas cosas y otras le están jodiendo. Menos mal que tiene a Silvia…y yo a Sara, porque he de ser sincero y aceptar que esta no es mi mejor temporada. Llego a su casa y estaba solo, Silvia se acababa de ir.
Pi: Qué tal tío, mejor?
Ce: Allá voy…
Pi: Bueno, ya sabes que estoy a tu lado.
Ce: Eso es lo que me preocupa.
Pi: Joder, ¿por qué todos decís lo mismo, tan malo soy?
Se ríe y me abraza. Es como mi hermanito pequeño. Nunca me cansaré de cuidarlo. Ni de hacerle putadas claro.
Le llevo a dar una vuelta y parece que ya puede andar mejor.
Pi: Venga agüelete, que te vas recuperando.
Ce: Eso parece…espero poder estar para el tramo final de temporada.
Pi: Seguro que sí.
Le conté lo mío con Sara. Se alegró mucho por mí.
Ce: Ya tienes a la mujer de tu vida…ojalá yo tuviera el mismo valor que tú con las mujeres.
Pi: Por qué lo dices?
Ce: Porque siempre la pierdo, porque no me atrevo a decirle nada de lo que siento.
Pi: Me imagino quién es. Mira, te diré un secreto, a las mujeres les encanta que les cuentes como te sientes, pero nunca seas muy directo, es decir, mándale indirectas. Después, cuando veas que ella siente lo mismo, lánzate.
Ce: Gracias, lo haré.
Pi: Es lo mejor, se lo ves en la mirada, entonces te lanzas, con un beso en la boca, el cuello, o le metes mano, pero lánzate.
Ce: Gerard…no le voy a meter mano el primer día.
Pi: Era broma coño.
(POV Cesc)
Allá voy…me dirijo a su casa. Toco al timbre.
Sa: No está, se ha ido a la playa.
Ce: Ok, gracias.
Mi dirijo a la playa, son las 6 y se ve el atardecer, es una escena preciosa. La playa está totalmente vacía, normal es enero. Bueno, vacía no, allí está ella, sentada en la orilla. Me acerco y me siento a su lado.
Sil: ¿Cómo sabías que estaba aquí?
Ce: Anoche mientras dormías te instalé un chip GPS para poder localizarte
Sil: Idiota, jajaja.
Ce: Me lo ha dicho Sara, he ido a tu casa a buscarte.
Sil: Para qué?
Ce: No puedo ver a mi chica favorita?
Se sonroja y mira hacia abajo…creo que lo estoy haciendo bien.
Sil: Qué bonito es el atardecer.
Ce: No es para tanto, ya quisiera parecerse a ti.
Vuelve a sonrojarse y apoya su cabeza en mi hombro. Le acaricio el pelo y le beso la cabeza. ¿Será ya el momento de lanzarse? No, no me atrevo…entonces me empuja y me como la arena.
Se levanta y sale corriendo. Entonces salgo yo corriendo detrás de ella. Espera, puedo correr! Esto va mucho mejor de lo que pensaba. Pero ahora eso es lo que menos me importa. La alcanzo y le pego un empujón, entonces me coge del pie y me caigo. Nos quedamos los dos en el suelo empujándonos y riéndonos, como dos niños que todavía no saben andar. En la orilla del mar, llenos de arena. Entonces se tumba, y empiezo a hacerle cosquillas. No paraba de moverse, y me pega una patada que hace que me caiga encima de ella. El corazón me late a 100. Nos quedamos mirándonos y me voy acercando a sus labios. Noto como rozan nuestras narices. Sigo acercándome y la beso. No me paro a ver si me ha correspondido o no, simplemente la beso, como nunca había besado a nadie, como si fuera la primera vez, y me desconecto del mundo, de todo, estamos ella y yo solos en el universo, besándonos, queriéndonos, haciendo el amor con un único testigo: El mar.

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